Giros de la vida...Capitulo 6

                                                Capítulo 6:

Estoy segura de que si alguien estuviera presenciando la escena en la cual estoy siendo participe  pensaría sin duda que es la situación más patética de todas, creo o más bien estoy convencida cualquiera me diría que si fueran yo saldrían corriendo del lugar dejando a este par de descarados con la palabra en la boca. Pero a pesar de todo algo me detiene aunque la tal Bianca continúe mirándome con suficiencia. Esperando alguna reacción de mí parte hacia ella. Bianca, la persona que me robo el novio y que vino solamente para burlarse de mí y decirme ella también que yo tuve la culpa de haber propiciado el desliz de Rodrigo.

Mi voz interior insiste  constantemente en que no ceda ante la provocación de esta mujerzuela de cabellos oscuros, ojos cafés y cuerpo perfecto tanto que por una milésima de segundo le tengo envidia, debo de reconocer que tal vez sus horas  invertidas en el gimnasio han sido muy efectivas pues el atuendo que lleva puesto le favorece muy bien. Vestida con unos leggins negros, una blusa de tirantes negra muy escotada, botas de hasta las rodillas de tacón alto  y un crochet beige... En este momento sino la odiara tanto  hasta diría que tiene mucho estilo pero en este instante solo quiero arrancarle los cabellos y lanzarla a las vías del tren porque tendrá mucha clase pero no deja de parecerme una cualquiera, una aprovechada, pero de lo que estoy segura es que esta mujer no tiene corazón, pues solo así me explico haya sido capaz de insinuarle a mi novio sabiendo que tiene una relación.

Bianca

 

  -  Hola Rodrigo- le digo a él, ignorándola totalmente- Antes de empezar quiero aclararte, que yo te cité a ti…

-      Y yo vine con él ¿Algún problema Helena?- Me interrumpe el intento de mujer, en un tono altanero-

Hago el amague de contestarle, pero me contengo porque no quiero pelearme con esta pelandusca...así que muy cortésmente finjo estar bien, me aclaro la garganta y tomando aire prosigo…

- No para nada mujer, ningún problema, que va, hermoso gesto de tu parte de haberlo acompañado para que no este solo ahora que me vaya, porque esta cita se terminó-

Ambos me miran sorprendidos, atónitos, hasta yo me quedó helada cuándo recapacito en lo que acabo de decir, pero al mismo tiempo me doy cuenta que el verlo ahí con ella tan acaramelados, me derriba la valentía poder decirle la verdad, el enojo y el dolor de mi corazón haciendo mella dentro mío, me obligaron a decir esas palabras…entonces sin decir nada más, me doy media vuelta saliendo de aquel lugar en dónde dejó a quien fue el amor de mi vida…

Corro, corro tan rápido como mis piernas me lo permiten,  sintiéndome presa de la angustia, del dolor insoportable invadiendo mi corazón  que junto a la decepción no me dejan pensar con claridad si haberle ocultado la verdad a Rodrigo fue lo mejor o no, pero en estos momentos mi estado anímico no es el mejor como para analizar la situación. Al cabo de un rato el cansancio se hace notar obligándome a  parar el ritmo de mis pasos, obedezco a la orden dada por mi cuerpo y me siento en los escalones que hay antes de llegar a los salones de clases un sitio en dónde poniendo las manos en mi cara me desahogo plenamente dejando fluir las lágrimas contenidas…

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 - Venga hombre, cambia esa cara – me dice Scott mi mejor amigo – hay más chicas en la escuela, porque te vas a enfocar en una sola.

-No es eso, Katt no era solo una chica más, o mi novia solamente – le contesto negando con la cabeza y jugando con el balón – Katt era mi amiga también, podía hablar con ella de lo que fuera.

-¿Y yo no soy tu amigo? – me dice teatralmente, llevándose una mano a su pecho con un fingido dolor. – me hieres en lo más profundo de mi alma, yo que pensé que lo nuestro podría llegar a más.

-oh venga cállate – aviento el balón para que lo atrape – aparte sabias que lo nuestro es pasajero.

Ambos estallamos en carcajadas y por primera vez después de hace semanas dejo de pensar en mi perdida. Pero solo por el hecho de que me dejo la única persona a la que podía llamar cuando mi padre no llegaba a casa y yo entraba en pánico 

Si, sé de sobra que últimamente no la trataba como mi novia. Sino como una amiga más. Y ahora que no la tengo duele.

En donde encontrare a una amiga como ella… imposible, no la hay.

-Hombre me tengo que ir – Scott me saca de mis pensamientos, regresándome el balón y agachándose a recoger su chaqueta. – ¿vienes?

-Naaah, me quedare un rato aquí, mi mamá sale más tarde y pasare por ella.

-¿No traes la moto?

-No, hoy la deje en casa.

-Vale, entonces nos estamos viendo.

Scott se da la vuelta y yo sigo haciendo un par de lanzamientos más antes de tomar mi teléfono para marcarle por enésima vez a Kathya.

-Hola Katt – le digo después de que me contesta a la tercera llamada.

Kathy

-Hola Zack, ¿qué pasa? – escucho como si me contestara con fastidio. – ni cuando estábamos juntos me marcabas tanto.

-Venga que solo llamo a mi amiga. – tomo mi chaqueta para ir por mis cosas al casillero.- que dices, vamos al cine hoy, tengo que ir por mi mamá pero después puedo pasar por…

- Zack, para, no voy a salir contigo.

-Solo es una salida al cine, Katt, como amigos. – llego al casillero y saco mis cosas, cierro con la clave y me paro al lado de la puerta. – venga ya se estrenó la película que querías ver.

-Sí, la película  que ya vi desde la semana pasada, mira la verdad es que… -

Una piedra se deja caer en mi estómago y siento que no se va a mover de allí en un tiempo

– ya estoy saliendo con alguien. Zack, por favor ya no me llames.

Cuelga sin que yo le pueda decir nada más.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás y me dejo caer poco a poco hasta quedar sentado en el piso. Hundo la cara en mis piernas y con el teléfono que aún tengo en la mano me doy golpecitos en mi cabeza.

-Estúpido, estúpido, estúpido – me digo con cada golpe que me doy – acabas de perder a una muy buena amiga.

Me quedo callado unos minutos y ahí es cuando lo escucho. Un llanto ligero muy cerca de mí. Levanto la cabeza y la veo.

Una chica de cabello rubio sentada en las escaleras frente a mí, en un mar de lágrimas. En ese momento la piedra que tenía en mi estómago se convierte en un santuario de mariposas revoloteando y un sentimiento de protección hacia ella llega sorpresivamente a mí…